martes, 31 de diciembre de 2013

El fin...el comienzo.

Estoy pero no estoy. Me cuesta escribir y centrarme en una sola idea, quizás porque mi cabeza está bañada por muchas, que se disipan como el humo, y al final solo queda lo mismo... esa vida que aun sigue creciendo dentro de mi.
Ha sido un año que quedará para siempre marcado a fuego en el calendario de mi existencia, como ningún otro, pero no voy a hacer resumen de él, mas que nada porque antes de plasmar cada recuerdo, resuena en mi cabeza su corazón y todo se deshace.
Esta minúscula vida esta consiguiendo lo imposible, y no se como lo hace. Estoy tranquila, no tengo pesadillas, no necesito mirarme en el espejo para autoconvencerme que todo ira bien. Quizás sea porque el resto de  mis estrellas han venido a fundirse con él o ella y se ha vuelto mas fuerte, y desde mis entrañas me da paz. Pero no me reconozco, estoy tranquila. 
Los días siguen pasando a cámara lenta, diría que alguno lo he vivido dos veces, quizás 5, así que en medio de tanta quietud he decidido dedicarme a escuchar, el silencio a veces, y otras escucho sensaciones, si, sensaciones que se escuchan, porque además de mas olfato ahora tengo esa capacidad. Es como si mi barco, después de la tempestad, hubiera tocado tierra, y de repente ya no hay olas, mi pelo no ondea al viento...todo esta en calma, demasiado. Así que me he recostado en popa y he dejado la mente en blanco. Aun no puedo creerlo.

¿En serio es navidad? No escucho villancicos, si me concentro vuelvo a escuchar su corazón. Ya se lo que me pasa. Estoy enamorada. Y que peligro enamorarte de alguien que no has tocado, y que ni siquiera sabes si algún día podrás besar. No importa, así es el amor. Vuelvo a cerrar los ojos y me dejo llevar. Al carajo las probabilidades. Al carajo el posible precio. El amor es lo que tiene.







Deseo, de todo corazón, que este año este lleno de bebes. Lo conseguiremos, preciosas. Feliz año a todas.

martes, 17 de diciembre de 2013

Test, beta, beta, test...

Posiblemente a los ojos de much@s ahora mismo sea una loca compulsiva, y si pudieran verme por una mirilla en mi cuarto de baño me pedirían cita urgente para el loquero, pero siempre digo que cómo me gustaría que más de un@ hubiera andado con mis zapatos.
Si, estoy completamente loca y desquiciada. Y no me sorprendo en absoluto, sabía que cuando llegara el momento, reaccionaría tal y como lo estoy haciendo. Yo y papá pirata le encontramos sentido a todas nuestras acciones, a nuestros rezos, a nuestra búsqueda de señales, pero desde fuera todo debe parecer un disparate.

Llevo casi una semana sumergida en el mundo de las tonalidades rosas. Durante muchos días mi ojos han escudriñado cada pixel de las rayas, al no encontrar muchos cambios, decidía despejarme, pero al rato volvía cerca de ellas y las volvía a mirar. Es lo más real que siempre me queda de mis embarazos, esas tiras que cualquier día las pongo nombre y les hago vestiditos.

En la clínica de reproducción me dicen que todo va bien, que según los valores de Beta, mi embarazo progresa adecuadamente. Durante unos segundos me calmo, y vuelve a entrar el aire en mis pulmones, pero a las horas vuelven los fantasmas. Y cómo no tenerlos, si en cinco ocasiones todo se paró sin avisar.

Busco las 7 diferencias con los anteriores, por que ESTE va a NACER y encuentro más similitudes que diferencias, quizás sean diferencias silenciosas, me repito, porque ESTE va a NACER.

La suerte está echada, señores y señoras. Puedo hacer poco más de lo que hago, seguir tomándome las 5 pastillas diarias, pinchándome mi maravillosa heparina, dormirme cada noche visualizando una cuna al lado de mi cama, estar pendiente de las peticiones de mi cuerpo (que dicen que es muy sabio) e intentar no morir de un ataque de ansiedad.

Cosas que me están ayudando:

- De nuevo, leer. Ha llegado a mis manos "El Alquimista" como por arte de magia, y me está resultando terapéutico.
- Conversar con papá pirata, él está tannnnn convencido esta vez. Lo tiene tannn claro, que acaba transmitiéndome algo de su seguridad.
- Vosotras, que os agradezco en el alma vuestros ánimos y vuestras toneladas de energía. Mi querida Netzi, que por whatsapp me aguanta lo inaguantable.
- El trabajo. ¡¡Increible!! por primera vez agradezco venir a trabajar y distraerme, aunque sólo lo consiga pequeños lapsos de tiempo.
- La clínica de reproducción. Tengo que admitir que me siento más protegida de lo que me sentí en los anteriores embarazos.
- Pincharme la Heparina. Quizás no sirva absolutamente para nada, pero cada vez que ese escozor me recorre la barriga pienso que es una pócima mágica y ahuyenta mis fantasmas.
- Autoconvencerme que esto no me puede pasar eternamente, que alguna vez será la buena. Que después de la tormenta siempre sale el sol, tarde o temprano.

Quizás estas sean las 7 diferencias que busco, quizás esta cruz en el mapa sea la de mi tesoro, quizás estemos más cerca de conseguirlo de lo que a veces creemos... QUIZÁS...


viernes, 13 de diciembre de 2013

Querido destino...

Reconozco que llevo días con miedo a escribir, con miedo a nombrarte, por si tienes planeadas cosas para mi que no me gustan y al percatarte de que te nombro, te giras y me miras.
Hace un par de días que volví a ver esas dos rayas rosas que anuncian cambios. Desde entonces vivo en el limbo del miedo. Es un lugar que no me gusta e intento salir a diario, pero no hay puertas. Los días pasan más lentos, las horas se arrastran cansadas y parece que el tiempo es denso y pesado. Estoy segura que estos dos días han tenido más horas, tanto en la noche como en el día. Y aquí me encuentro, vagando de puntillas en mi barco, creyendo ver tormentas en la lejanía y a ratos rayos de sol.
He visitado varios hombres y mujeres con batas, y siempre es lo mismo. Me entran ganas de abrazarme a su cuello y pedir ayuda, pero sé que apartarían mis brazos y me repetirían la maravillosa frase de que estamos en tus manos, no en las de ellos.

Nuestra nueva arma de lucha (Heparina) nos da esperanzas y los dos tenemos los dientes apretados. Reconozco que nunca pensé que lucharía tan fuerte por algo, al lado de alguien, espalda contra espalda, y si tuviera que encontrar un éxito en nuestra historia de pérdidas, sería, sin lugar a duda, éste. Sólo por Papa pirata me he atrevido a escribirte y a pedirte una tregua. Estoy dispuesta a entregar lo que me pidas a cambio (sabes que ya he dejado mucho por el camino) sin pensarlo. 

Sólo queremos que le dejes quedarse, que le dejes crecer.





lunes, 2 de diciembre de 2013

Tesorito del día...

Os subo un vídeo de los que te hacen llorar de ternura, de felicidad.



Algún día, recordarlo, besaremos sus deditos, como esta madre hace al final del vídeo, con el mismo sentimiento de victoria.

Le mando besos especiales a Netzi y Valeska que lleváis esperanza y lucha en vuestro vientre, que tenéis un hij@ hecho de sueños y lágrimas, y vuestro ombligo es el de una madre que sabe lo que es la derrota y la pérdida, pero aun así no os rendisteis. Ahora sois luz para muchas, sois luz para mi.

viernes, 29 de noviembre de 2013

La temida Navidad...

... ya llegó.

Es una época mágica, la gente está más feliz y más solidaria. Hay personas que hacen cosas por los demás, que no harían en otra época del año. Es tiempo de reunirse con la familia y los amigos, y de celebrar, todo, cualquier cosa.

Antes de ser la capitana de un barco que busca tesoros, para mi la navidad era fiesta. Prácticamente a diario tenia un plan para salir. Comíamos fuera, brindábamos con champagne, y volaba el confeti en algún momento de la noche, sobre nuestras cabezas. Otros días, me sentaba al rededor de una mesa camilla, con mi familia y me ponían al día de las aventuras y desventuras de mis primos. Las risas eran las protagonistas. No había razones para no embriagarse del espíritu navideño. Se llenaban los días como por arte de magia, con comidas de trabajo y visitas a gente que el resto del año están un poquito más lejos. Y compras, muchas compras. Había que gastar lo ahorrado y no dejarse a nadie en el olvido.

Este año el mundo ha seguido girando, y aunque aun me cuesta creerlo, los meses han pasado y la navidad se empieza a mostrar en escaparates. Se viste muy similar a las anteriores, pero yo la miro con otros ojos. El color rojo y oro brillante de su traje, se ha transformado para mis vista daltónica por las lágrimas, en grises secos.

La gente aun no entiende que la de antes ya no está. La de ahora quiere estar sola, con mi pirata, con mi perra y mi gata, con mi chimenea y un libro. No quiero luces, no quiero gorritos, ni serpentinas, no quiero sentarme en esa mesa camilla, porque no tendré nada que pueda contar, lo que me pasa es silencio para los que me rodean. Y no tendré fuerzas para sonreír, porque me siguen ahogando mis penas.

La navidad  tiene un aroma a niños, a juguetes, a risas, a deseos, a sueños desvelados; la mía huele a pérdida, a brazos vacíos, a sueños rotos. En navidad, la gente recuerda a los que faltan, pero a ojos del mundo a mi no me falta nadie. Soy la madre huérfana de niños sin nombre, que no tiene derecho a duelo. En navidad haces resumen de tu año, y te llenas de nuevos propósitos para el siguiente. En mi navidad, no hay que recordar que pasó, lo llevo tatuado en la piel y lo único que puedo proponerme es seguir hacia delante.

No me apetecen disfraces, ni regalos. La que ahora ES sólo pide que la entiendan, que para mí, la navidad es añoranza,  y que tengo miedo. Miedo de seguir entrando en los baños a llorar, porque las lágrimas se me escapan en público. Miedo de que cuando vea la ropita de bebe de mi sobrino en algún paquete, no sea capaz de sonreír. Miedo a que cuando la gente que no veo hace un año me pregunten, no vean la fachada y se den cuenta de mis escombros.

Prefiero que la navidad pase sin mi. Que sigan los demás con las compras y los villancicos, yo tengo algo importante que hacer... sobrevivir a mi búsqueda.








lunes, 25 de noviembre de 2013

Tenía tanto que daros...



Prometo encender un tu día especial una vela, y soplarla por ti... prometo no olvidarlo nunca.







miércoles, 20 de noviembre de 2013

25 de Noviembre. Su no nacimiento.


Quedan 5 días para la fecha probable de su nacimiento. Siempre creí que a estas alturas mi pena estaría envuelta de esperanza, porque otra lentejita vendría de camino. Los lloraría, pero desde la perspectiva del pasado. Eso al menos, es lo que me decía la gente. El día de mi legrado quizás fue la frase que más escuché. Dentro de pocos meses volverás a quedarte, y seguro que la siguiente vez todo irá bien. Pero no ha sido así. Los siguientes también se han ido.

De mis gemelos son de los únicos que guardo fotos y fechas en el calendario. Les agradezco enormemente que se quedaran un poquito más conmigo y que me hicieran sentir más madre. Me hicieron el mejor de los regalos, poder velos y escuchar su corazón. Nadie nunca me ha regalado nada tan bello y nunca los olvidaré por toda la felicidad que me dieron durante 9 semanas, que para mí fue media vida.

Aunque aún me duele recordar, esta será su entrada.

Sólo hacía dos meses de mi último aborto. En esa ocasión lo habíamos publicado a bombo y platillo, ya habíamos tenido una pérdida antes, así que esa vez tenía que ir bien, porque... ¿quién sufre dos abortos consecutivos? yo no conocía a nadie, uno puede ser mala suerte, el segundo era improbable. Esta vez queríamos hacerlo diferente y no contarlo a nadie hasta estar seguros. Cuando me hice el test y salió positivo (antes de la fecha de la de rojo) ese escalofrío de miedo, que ya es tan conocido, me recorrió las tripas, así que en los días sucesivos me hice un test diario. Cada mañana rezaba porque esa raya rosa seguirá oscureciéndose y sí, así era, era increíble, ¡todo iba bien! A la semana de la falta dejé de hacerme test, mis síntomas era bestiales y yo estaba feliz, quizás más que nunca en mi vida. Esta vez saldría bien. Una mañana me levanté con bastantes molestias y decidimos acercarnos a urgencias, el día fue agridulce. Allí nos confirmaron la presencia de saco gestacional (¡¡Bien!! había saco), pero me dijeron que era demasiado grande para la semana que estaba, y no se veía embrión. Nos dijeron que ese tipo de embarazos no solía ser evolutivo y para casa. ¡¡Noo!! ¡¡Lloré, recé!! ¡NO! esta vez iba, tenía que ir bien!! Esperamos una semana más y fuimos a un ginecólogo privado. Durante esa semana había hecho reposo y me había cuidado mucho, siempre pendiente de la hora de mi progesterona, mi adiro y todo el sin fin de pastillas que tenía en la encimera de la cocina, y me pasaba el día luchando por tener pensamientos positivos, hablaba a mi barriguita diciéndole que creciera, que papa y mama esperábamos con mucho amor, aunque en el fondo de mi alma tenía tanto miedo que apenas me dejaba respirar. 
La hora en la sala de espera del ginecólogo fue la más larga de mi vida. Papa pirata intentaba hablarme de cosas pero yo le sonreía sin escucharle nada. Me retumbaba en los oídos el miedo a salir de esa sala llorando. Y llegó nuestro turno. Cuando subí al potro enseguida escuché: SI, AQUI ESTÁ. En ese momento, me rompí a llorar, eran lágrimas grandes, muy grandes, que me empaparon la cara y la ropa. Y unos segundos después,  el ginecólogo empezó a reírse. No entendía esa risa, ¿porqué se reía? Papá pirata y yo nos miramos, el silencio se hizo, hasta que el ginecólogo dijo: No sólo está bien, si no que ESTÁN BIEN. El mundo se paró, fueron los segundos más largos de mi vida, los más intensos y sin lugar a dudas los más hermosos. Sólo podía ver la cara de mi amor, llorando, mirando la pantalla, escuchando como el ginecólogo le explicaba dónde estaba el segundo. Y lloré, y lloré, y le di gracias al cielo, por haber sido tan bueno, y nada más importó, todo lo pasado, en el pasado quedaba. ¡Íbamos a ser papás de DOS niñ@s! Después escuchamos sus corazones, hermosa melodía armónica, dos corazones latiendo cada uno a su ritmo, y del fondo el mío, latiendo fuerte, feliz, el corazón de una madre que acababa de descubrir que sus hij@s latían victoriosos dentro de ella.
Después se hizo el silencio, empezó a buscar una membrana que los separara. Yo nunca había oído oír de tipos de gemelos. Sabía que existía los mellizos (provenientes de dos óvulos diferentes) y los gemelos (provenientes del mismo ovulo), pero resulta que dentro de los gemelos hay varios tipos. Y en el 99% de ellos existe una membrana de separación entre uno y otro. Comparten placenta, pero están en diferente bolsa amniótica. El ginecólogo no se la encontró. Nos dijo que no nos preocupáramos, que ni él, ni ninguno de sus colegas de mi ciudad, había visto nunca ese tipo de gemelos, era un embarazo de 50.000, era una posibilidad remota, y seguro que a la semana siguiente les encontraríamos la membrana, porque quizás era demasiado pronto. Preguntamos, todavía llenos de endorfinas, que qué pasaría si no encontraban la membrana, y la cara del ginecólogo se oscureció. Nos explicó que sería un embarazo muy complicado y que la gran mayoría de las veces no salía bien, ya que ese tipo de gemelos (monocoriales y monoamnióticos), lo compartían todo, incluso el alimento, y que normalmente uno se quedaba para atrás, porque un hermano era más fuerte. Y lo malo es que como compartían la misma bolsa si le pasaba algo malo a uno, normalmente el otro también moría.
Salimos de la sala, aun llorando de la felicidad...eso último que nos había contado no nos afectaba. Teníamos dos hij@s, estaban vivos, y todo iría bien. Lo días siguientes transcurrieron en una nube de algodón, flotaba por la casa, por el trabajo, yo y mis nauseas. Ahora entendía porque tenía tantos síntomas, y porque la bolsa era tan grande. Eran dos, el doble de todo. También el doble de felicidad. Empezamos a hacer planes, nuestra casa era muy pequeña, y el coche. Dios y que importaba, ¡seriamos una familia de 4 de repente! Era lo mejor que me podía pasar. A los pocos días empezaron los dolores. Era un dolor muy fuerte en el útero, que al rato se iba, empezaron por las noches. El ginecólogo me dijo que eran normales, que mi útero creía el doble de rápido y que eso dolía. Estaba hinchadísima, en un mes y medio había cogido 4 kilos y yo no comía más. Todo me daba igual, la verdad. Pero los dolores continuaban, cada vez más seguidos. Me sorprendían en el trabajo y me dejaban doblada durante minutos. Una noche fueron tan intensos que empecé a llorar, algo iba mal, lo sabía, lo sentía. Papá pirata y yo fuimos a urgencias. Después de la larga espera, llegó nuestro turno y en seguida nos empezamos a sentir mal por el trato. Le expliqué a la ginecóloga que tenía dolores y que llevaba gemelos y que tenía mucho miedo. No recuerdo las palabras exactas, pero la note a desganas, nos trató como paranoicos y me sentó en el potro rechistando. Allí arriba empecé a rezar de nuevo, sentí el aparato frío, y recé más alto. Dios mío por favor... No escuchaba nada, ellas no decían nada, murmuraban, la ginecóloga y una chica que estaría haciendo la residencia. Nada...silencio. De repente me dijo, levántate y vístete, se les ha parado el corazón... ¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!! ¡¡nooo!! ¡por dios! no me digas eso, ¿¿a los dos?? La ginecóloga no me miró en ningún momento y no dijo nada más. Y como pude me arrastré a la sala donde había dejado mis bragas. Allí la enfermera entro y me agarró la mano, y me dijo bajito, llora si quieres hija, lo dijo bajo, como con miedo que la escucharan consolándome. Mientras tanto le daban la noticia a papá pirata. Cuando lo vi, lloré y lloré... Escuche a la ginecóloga diciendo cosas... legrado... mañana... dejar pastillas... pero mi mundo se había parado, no tenía sentidos, sin darme cuenta seguía rezando, alto, muy alto. Necesitaba un milagro, la aparición de algún Santo en aquella habitación fría, no podía estar pasándome esto, otra vez. Escuché a papa pirata diciendo que al día siguiente no me podían hacer un legrado, se casaba mi hermano, ¡¡¡Dios!!! La boda de mi hermano, me hizo volver durante un instante al mundo real. Así que retrasaron el legrado al lunes, y nos fuimos, me fui con mis niños, a los que ya no les latía ese hermoso corazón. Llamé a mi madre, y lloramos... Sentí su pena tan grande como la mía, no había diferencia. De repente ella también recordó la boda de mi hermano…y yo intentaba calmarla, diciéndola que no se preocupara, que no se iba a enterar de nada, que lloraría esa noche y que al día siguiente todo estaría bien. Me acosté en la cama y los despedí entre lágrimas, me dolía la cabeza, la garganta, los ojos, las lágrimas salían como ácido y arrasaban con todo, pero no paraban. Y me quedé dormida, mojada, hundida, y un poco muerta.
Y el día siguiente llegó. Me arrastré al baño, estaba horrible, tenía los ojos hinchados. Me duche y volvieron a brotar las lágrimas, esta vez contenidas. Dejé de pensar en mí, hoy sólo importaba mi hermano, era su día. Me fui a la peluquería y me encontré con mi madre. No nos dijimos nada, si nos hubiéramos abrazado nos habríamos puesto a llorar, y faltaban dos horas para la boda. Me enfundé el vestido que me quedaba como una morcilla, tenía 5 kilos más que cuando lo compré. Y el día pasó. Me grapé la sonrisa a la boca, cada tanto entraba en el baño, lloraba, me limpiaba los ojos, me pintaba de nuevo y volvía a salir. Era la hermana del novio, la única hermana, porque mi cuñada es hija única y pasé desapercibida (gracias a dios), no salgo en ninguna foto, no me recuerdo en ningún momento. Era un espectro vestido de gala, con los labios rojos. Con suerte la gente pensó que estaba emocionada por mi hermanito, o quizás realmente nadie reparó en mí. Quien iba a darse cuenta de mis lágrimas transparentes.
Y llego el día del legrado. Hicimos la maleta y nos fuimos los dos. Le di instrucciones a mi madre de que quería estar sola, solo con mi marido. Pero cuando llegue al materno allí estaba mis suegros y mis padres. Nunca me habían ingresado por nada, pero no tenía miedo. Me acaba de pasar lo peor de mi vida, lo demás no importaba. Lo peor de ese día fue la desinformación, yo no sabía a qué me enfrentaba y qué era un legrado. Me citó la ginecóloga que me había dado la horrible noticia y me volvió a subir al potro para mirarme. Empecé de nuevo a rezar, pero por primera vez me di cuenta que nadie me escuchaba, que había perdido la fe. Le dije suplicante que si latían, que si se había confundido. Negó con la cabeza. Daba igual, mi mundo estaba a oscuras y ya no esperaba luz. Me metió tres pastillas en el útero, me dijo que eran para dilatar y que me fuera a la habitación a esperar. Esto serían las 10 de la mañana. Sobre las tres empezaron las contracciones. Yo no sabía lo que venía a continuación, nadie me había explicado nada. Me dolía mucho, me pusieron calmantes, pero no me hacían nada. Con forme transcurría el tiempo eran más fuertes, más seguidas. No podía estarme quieta, el cuerpo me pedía incorporarme, lloraba del dolor. Papa pirata estaba conmigo, estaba asustado, yo también. ¡Qué me pasaba! ¿Era normal tanto dolor? pedí, supliqué más calmantes, pero me dijeron que no podían darme nada más. Yo miraba el gotero y veía como aquel líquido transparente entraba en mi cuerpo, pero no me calmaba y me desesperaba. Y llegó a ser insoportable. Me incorporé, me puse de pie y me agarre a la cama y el cuerpo me pidió empujar, y empujé. El suelo de la habitación se tiñó de rosa, era sangre diluida en líquido, y empezó todo. Los perdí, los perdí en el baño, los oí caer. No lloré, no podía, no tenía lágrimas. Más tarde, he leído en el libro, Las voces olvidadas, que tuve un parto, y que después del dolor del parto el cuerpo secreta oxitocina, que hace que la madre se sienta muy bien, en el séptimo cielo. Quizás por eso no lloré, me sentía tranquila, relajada, ya apenas dolía, estaba... menos triste. Pero después de mi parto no tuve bebe al que abrazar.
Sobre las 7 de la tarde consideraron que ya estaba lista, me llevaron a quirófano. Fue rápido, y menos traumático que todo lo que había vivido. Enseguida sentí la sensación placentera de la anestesia y caí en un profundo sueño. Recuerdo cuando desperté a una enfermera agarrándome la mano y sonriéndome, me aferré al tacto de su piel como si fuera un familiar. Era lo más parecido al cariño, que había sentido en horas. Eran las 9 de la noche. Todo había ido bien. Papa pirata me esperaba y mis padres y mis suegros y los padres de mi cuñada. Todo había acabado, ya estaba sin ellos, empezaba otra lucha diferente... una más discreta y en soledad. Esa noche dormí bien. Papa pirata se acostó conmigo en la cama del hospital, poco nos importó que pudiera entrar alguien, o que seguía teniendo puesta la vía, o que continuaba sangrando una barbaridad. Se acostó conmigo y me abrazó, y caí rendida en un sueño del que no quería despertar.

Durante una semana más continuaron las náuseas, los pechos hinchados y todo lo demás. Me seguía levantando cada mañana empapada en sudor, con mis manos de madre huérfana en la barriga. Los echaba de menos tremendamente, me sentía tan sola. Durante esa semana pedí la baja y me dediqué a vagar por la casa. Esa semana está difusa, no veo colores, no tengo recuerdos. Sé que vino gente a verme, pero se encontraron con otra Lola. Dicen que todos tenemos una parte, dentro de nosotros, que no se puede describir y eso es lo que realmente somos. La parte que empezó a ser (la que no se puede nombrar), ocupó la mitad de lo que era, y lo cambió todo por dentro. Aunque por fuera, yo siguiera haciendo las cosas de siempre, con mis mismas rutinas, poniéndome la misma ropa, peinándome de la misma manera, lo de dentro había cambiado irremediablemente.

Y así los perdí, a ellos, y toda la magia, gratitud, ilusión y esperanza que se creó durante dos meses y poco.
He escuchado a mujeres que han sufrido abortos decir, que sus hijos ahora son estrellas, que las guían desde el cielo. Me gustaría creer que es así, y que por pequeños que fueran, que sepan que los quise una vida entera, por poco tiempo que se quedaran, cambiaron a su mama para siempre. Y que termine como termine este viaje, siempre serán mi luz en los días de niebla, y mi oscuridad cuando brille el sol.

Os quiero



miércoles, 13 de noviembre de 2013

Las Voces Olvidadas...Parte II (Fases del Duelo)

Me he sentido tan reflejada en cada una de las fases, que ahora entiendo mucho mejor el proceso por el que estoy pasando. El problema es que, al haber sido tan seguidas las pérdidas, alguna que otra fase se ha entremezclado con la siguiente, siendo algo más complicado reconocerlas. Os las detallo, por si a alguien le sirve y se reconoce. Cualquier tipo de duelo, pasa por la siguientes fases:

- Shock: Se da en los primeros instantes de la noticia. Te paralizas, tu mundo se detiene, todo empieza a circular a tu al rededor a cámara lenta. Tus sentidos se disipan, sólo sientes dolor en tus tripas, como si un alíen pululara en tu interior. En esos instantes, en ese día, nada más existe. Te centras en sobrevivir, en respirar. Te sorprendes a la mañana siguiente que el sol haya vuelto a salir, porque tu mundo sigue en tinieblas.

- Negación: Los días siguientes transcurren en un eterno deseo de despertar. No, no, no... esto no puede pasarme a mi, otra vez no. Deseas con todas tus fuerzas que haya sido una equivocación, que en cualquier momento suene el teléfono y te den la noticia contraria: sigue estando ahí, teníamos el ecografo estropeado. Después de mi legrado, pasé días creyendo que después de dormirme, los médicos se habían ido de cañas, que no me habían quitado a mis niños, seguían ahí, al menos yo aun los sentía. Esta fase es de las más dolorosas, aceptar la realidad puede llevar tiempo, y hay que ser muy fuerte para decirse a una misma con claridad, que todo terminó.

- Ira: Siempre necesitamos explicaciones y culpables. Algo tan horrible debe de ser achacado a alguien, no puede ser azar. ¿Por qué yo?, ¿ Por qué a ellos?, ¿ Quién conspira en mi contra?, ¿ Qué estoy haciendo mal?... En esta etapa me enfadé con Dios, con el Universo. No era justo. Sé que soy buena persona, nunca le hago mal a nadie, me esfuerzo por cuidar a los que me rodean, salvo la vida de todo ser en apuros que cae en mi radio de acción, cuido mi entorno, soy solidaria... ¿por qué yo? ¡Fulatina no hace tal cosa y yo si!. Pero las cosas no van así. Las degracias caen igual a los que luchan, que a los desidiosos; a los valientes, que a los cobardes. No sé si Dios aun me ha perdonado, pero más de una vez en este año y pico le he puesto de vuelta y media, al igual que a la ginecóloga me me trató en el legrado. Nunca he visto a alguien con tan poca humanidad, dando una noticia tan terrible. Igual que me enfadé con mi jefe, que días antes me echo la broca en el trabajo y me causó muchos estrés. Igual que me enfado cada día conmigo misma, porque no he sido capaz de que se quedaran conmigo.

- Negociación: De esta etapa no he sido consciente hasta que la leí en el libro, y ¡si! He negociado con Dios y el Universo. Le he prometido miles de cosas. Aun llevo una crucecita colgada del cuello, que me regaló papá pirata hace años, porque prometí a Dios en el cuarto embarazo no quitarmela jamás, si hacía que no perdiera a ese niño. Me da miedo quitarmela por si tarda en hacer "efecto", jajajaj...qué más le dará a Dios lo que yo lleve colgado del cuello. No me tacheis de loca, pero he negociado hasta con un curandero. Fui hace meses, después del 4º aborto a un sanador muy famoso de mi zona. Tenía que intentarlo. Me dijo que SI, que me veía con una barriga muy, muy gorda, que iba a ser madre de dos hijos (no sabía bien si venían juntos o separados), pero que no podia decirle a NADIE hasta el 4º mes que estaba embarazada. En el último embarazo lo hice, pero sólo duró mes y medio.

- Tristeza: Creo que aqui es donde me encuentro. Después de todo lo pasado, un viaje de año y pico que me resulta una vida, creo que he llegado a la tristeza serena. Sé lo que ha pasado y sé que no puedo hacer nada para volver atrás. Me da mucha pena lo que he dejado por el camino. He perdido mucha inocencia, mucha chispa, mucha Lola. Me da pena porque sé que nada volverá a ser lo que era. Me da pena esa chica que empezó este camino, con tanta energia y entrega, como se ha ido disipando y ahora tiene las rodillas empostilladas. 

- Aceptación: Llegará un momento en que lo asimile y ya no tenga más pesadillas por las noches. Llegará un momento en que la tristeza serena sea más serena, que tristeza. Llegará un momento en que vuelva a sentir los rayos del sol en mi cara y quizás me de cuenta de que la metamorfosis no ha sido tan mala.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Las Voces olvidadas... Parte I.

He empezado a leer un libro que compré hace tiempo, pero lo tenía guardado esperando a sentirme algo más fuerte, porque sabía que removería lo que estoy tratando de asentar. Desde la primera página leo con lágrimas en los ojos, pero son lágrimas que desinfectan y curan.



Está escrito por un grupo de mujeres psicólogas que han pasado por pérdidas tempranas del embarazo, y han reunido sus vivencias y las de otras muchas mujeres (ya que son administradoras también del foro: Superando un aborto)

Este libro da voz, espacio y tiempo a los bebés que sólo vivieron en el vientre materno; a las madres, que muchas veces acallaron el duelo por el silencio social y cultural al que estas pérdidas han estado sometidas; y a los padres, que, aún hoy, casi nadie repara en ellos. Fases del duelo, problemas de fertilidad, pérdidas de repetición, manejo del aborto, pechos llenos y brazos vacíos, siguientes embarazos y partos... todo ello ha estado envuelto por el oscuro halo del miedo, la angustia, la soledad, la frustración, el aislamiento, la negación y la desinformación que viven la mujer y su pareja ante la pérdida gestacional temprana. Un asunto que la humanidad tiene pendiente desde el principio de los tiempos, porque... el dolor que se calla es más doloroso.


Me está dando más consciencia de mi dolor, de mi duelo... Intento mostrar a los que me rodean que no siento que he perdido a 6 hijos, porque la gente no lo ve así, y las explicaciones a veces son infructuosas y provoca más dolor añadido, sintiéndome incomprendida y sóla. Nuestros bebés eran demasiado pequeños para llorarlos, para amarlos más que nada en el mundo. Y yo reflexiono, cuando un padre pierde un hijo, ¿sufre menos si tenía un año que si tenía 10? ¿Verdad que todo el mundo entiende que el amor por un hijo es el mismo siempre, independientemente del tiempo vivido a su lado? Pero con el embarazo no ocurre igual. Si alguien pierde un hijo en el vientre con 7 meses, todo el mundo llora, si alguien lo pierde con 2 no tienes derecho al duelo. De hecho, lo mejor es callarlo, que nadie se entere que abortaste, es algo feo y sucio y lo mejor es que nadie lo sepa. Ese hijo nunca existió. 

¡Yo no quiero olvidarlos! Yo si quiero darles voz, y realmente creo que el poquito tiempo que se quedaron conmigo, me dejaron algo, me enseñaron una lección e hicieron de su mamá una mujer diferente de lo que era. Pero, cuando hablo con mi entorno de mis abortos enseguida me doy cuenta que es un tema que provoca incomodidad, es como si pensaran: Pero, ¡no me cuentes eso! Quedatelo para ti. Y es algo que no termino de entender... ¡¡he perdido a mi hijo!! Si, era un feto, media unos centímetros, pero hijo igualmente y yo tenia depositadas en él todas mis esperanzas, todas mis ilusiones y todo el amor que me cabe en el pecho. Cuando lo he perdido he sentido que se iba una parte de mi alma con él, una que nunca volverá. ¿Cómo me preguntas cómo estoy y te sorprendes al escuchar que hundida?


Si os dais cuenta nunca os he contado mi historia. Me presenté diciendo: Hola, soy la capitana de un barco que busca tesoros y he sufrido 5 abortos, uno de ellos de gemelos. Y ya está, como una alcohólica que va a terapia y con una frase resume todo su problema, porque está avergonzada de lo que le pasa y lo suelta rápido, le duelen las palabras en su boca, las vomita y después baja la mirada intentando no cruzarse con el resto de la sala. Yo igualmente, siento vergüenza, porque me siento menos valida, quizás, que otras mujeres, porque mi cuerpo rechaza lo que más amo en el mundo, porque no soy capaz de reponerme, cuando estoy a mitad de un duelo, empiezo otro, y se me acumulan los dolores. Y siento vergüenza porque en el fondo, también pienso lo que piensa el resto de la gente, qué algo habré hecho para que me esté pasando esto. Hasta mi padre sigue pensando que cuando me relaje (¿relaje?), dejaré de perderlos, en definitiva también piensa que soy yo la responsable de que se vayan.

No soy consciente de que siento todo esto hasta que leo en el libro: posiblemente te sientas asi, y me doy cuenta que ¡Si! Que me siento culpable, que me siento sola, que me siento pequeñita, porque los pierdo. Curiosamente, una de las etapas del duelo es la Ira (en la siguiente entrada hablaré de las etapas del duelo), y hay que encontrar culpables a la pérdida, en mi caso mi ira va contra mi misma.

Me queda mucho camino que recorrer, pero estoy buscando ayuda, en médicos, en libros, en la gente que me rodea, en el blog, en vosotras. Quizás no puedo sola, pero si encuentro sustento me repondré, me seguiré enfrentando a las tormentas que me queden. Soy consciente de mi maltrecho barco, lleno de remiendos, pero precisamente por eso sé que puedo seguir.

Yo no olvido sus voces, es verdad que nunca las escuché, pero las sentí y mis tripas aun recuerdan corazones latiendo. No quiero olvidarlos y por ellos sigo a delante.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Algún día...


Hoy me he hecho un autoregalo, un tesorito que ha llegado como una caricia de manos suaves.



Comienza:


Algún día... conté sus deditos y los besé uno por uno..


Es un precioso cuento, que habla del sentimiento de una madre... Ese que ya tenemos todas las que buscamos un hij@. Te transmite como una corriente electrica el amor y la pasión que se siente al tener a tu bebé en los brazos y al ver que tu hij@ crece, sin saltarse ninguna de las etapas de la vida, terminando siendo madre, en este caso, de otro bebé. Es un cuento sobre el ciclo de la existencia, para madres, hijas y abuelas; una poderosa oda al amor potencial y al potencial de la vida.

Termina:  




Algun día hij@, te leeré este cuento, ya no con lágrimas de añoranza, si no de gratitud.

martes, 5 de noviembre de 2013

Cuando tu abuela pierde la esperanza



Mi abuela es de esas señoras "pilares" de una familia. Es seria, ordenada, muy religiosa y cuadriculada. Todos la tenemos respeto, lo que dice mi abuela "va a misa". Ella vive fuera, así que nos llamamos a menudo por teléfono e intenta preguntarme por todo, no se le escapa una, os lo aseguro.
Hace algo más de un año, cuando aun me creían la diosa griega de la fertilidad, ella hablaba conmigo de la importancia de tener hijos, que si completaban la vida, que si la pareja sin ellos estaba coja... Ayer, en cambio, su discurso cambió. Al principio hablamos de nada (no se porqué las conversiones importantes siempre se dejan para el final), cuando las dos sabíamos que tenía que llegar el tema. Sé que a ella es a quien recurre toda la familia que están informados de mis abortos, para enterarse de como van las cosas, y ella como buena periodista familiar, no se le escapa ninguna pregunta que después satisfaga el ansia de saber de los que la escuchan.

-¿Cómo vais con lo vuestro?
- Bueno, ahí vamos...tenemos que probar la heparina, que nos aconsejó el ginecólogo para la próxima vez. Quizás funcione (con voz algo más animada).
- A ver, y si no funciona no pasa nada. Y se hizo el silencio.

En los primeros abortos, mi abuela me llamaba contándome, que no me preocupara, que llegaría, que cada día rezaba por nosotros, por nuestro hijo, el precioso rosario que le regalé de un viaje a Kenia. Esta vez me explicó que le había dejado de pedir eso. Que quizás Dios no quería, y que teníamos que aceptarlo. Que ahora le pedía que nos fuera bien el uno con el otro, que lo asumieramos y nos quisieramos (creo que tiene miedo que esto nos termine afectando como pareja).

Yo seguía callada, qué podía decir. Volvió a su razonamiento, diciéndome que ella conocía a alguna pareja (mi abuela dice matrimonio, claro) que no habían tenido hijos, y que habían sido muy felices (qué sabrá ella sobre la diferencia entre una sonrisa sincera y la máscara que nos ponemos todos los infertiles en público). Que mirara las cosas buenas que me había dado la vida y olvidara lo que Dios me había negado.

La palabra Dios en una conversación con mi abuela es un mantra. Dios quiere, Dios no quiere, ese ha sido su gran cambio.

Cuando colgué se me saltó una lágrima. ¿Mi abuela ha perdido la "esperanza"? No la culpo. Toda persona religiosa puede pensar que Dios no te quita algo tan maravilloso, tantas veces, por nada. Dios no es cruel, así que hay una razón para tanto dolor. Dios no quiere, tiene sentido.

No me permití pensarlo más tiempo. Yo no estoy de acuerdo. Es verdad que muchas veces me planteo si hay algo más que pura química jugando en mi contra y quien soy yo para ir en contra de mi destino infertil. Es verdad que durante mucho tiempo he rezado y he pedido al cielo (no me considero creyente, pero tampoco totalmente atea), y ya he dejado de hacerlo. Pero no, no es porque me haya rendido, aun pienso que esto es sólo un alto en el camino, y que quizás lo que quiera Dios, si existe, es sólo una lección de vida, o quizás simplemete esté jugando conmigo, poniendome a prueba, o quizás a Dios le importa un pimiento si yo soy madre o no.

Realmente, me da igual lo que quiera Dios. Sé lo que quiero yo y voy a seguir buscándolo, aunque todo el mundo a mi alrededor me aconseje que pare, que me de un tiempo. No quiero tiempos, quiero un hijo vivo y lo quiero YA. Quiero presumir de barriga y colgar en facebook fotos de mi sonrisa. Quiero llamar a mi abuela y decirle que lo conseguí, Quiero no sentirme derrotada e irme a pasear con papá pirata sintiéndome la Lola Gigante que un día fui. 

Tod@s tenemos derecho a esto...


 Y aunque mi abuela se rinda, a mi barco le quedan remos y a mi brazos.



viernes, 25 de octubre de 2013

Desconexión-conexión

Siiii,  aun desconecto. Lo hago cada vez menos, pero lo consigo.

Desconexión: Cómo ya he dicho en otra ocasión,  me hace desconectar una cerveza con amigas, pero no, no vale cualquier amiga. Tiene que ser esa amiga concreta, con la que primero puedes desahogarte, y una vez has vomitado toda la mierda empiezas a saborear las aceitunas con gusto, llegando a casa liberada. En este grupo entra poquita gente (la numero uno se ha ido a vivir fuera). Con la mayoría intento fingir y si veo que ese día no puedo, o no quiero hacerlo, directamente me quedo en casa y prefiero no ver a nadie. Es importante que en el grupo de amig@s no haya ninguna embarazada, porque si no, no puedo evitar dejar de mirarle la barriga...es como un imán, mis pupilas se pegan a ese bulto hipnótico que parece que me habla: algúnnnnn diaaaaa (con voz de ultratumba).

Desconexión: ¡Viva el amoniaco! Desconecto limpiando mi casa, ordenando cajones, colocando armarios... es inversamente proporcional, a menos suciedad más serenidad, y una vez todo requetelimpio suelo estar tan cansada que tumbarme en el sillón y ver NADA en la TV es una fantástica idea. Mi mente se queda en blanco y la única neurona que revolotea no tiene ganas de movidas, ve la televisión y calla.

Desconexión: Desconecto viendo una peli con papá pirata, o leyendo un libro (depende mucho del libro, porque algunos hacen el efecto contrario). Desconecto dedicándome a planear mi futuro jardín. Desconecto cuando juego con mis perros. Desconecto cuando me meto en la cocina y me dan las horas inventándome nueva recetas.

Conexión: No desconecto yendo de compras, me fijo continuamente en las miles y millones de embarazadas que deciden salir de compras en ese mismo instante. O en las cientos de madres con carritos que absortas miran la talla de la camiseta y como idiota me pongo a pensar: "si tuviera un carrito ahora mismo no miraría camisetas, me pasaría la tarde contemplando la carita de mi niñ@ haciéndole bobaditas". Tampoco desconecto porque sigo comprándome ropa pensando que al mes que viene estaré embarazada. El año pasado me compré una chaqueta preciosa de piel y dudé varias veces en la cola de la caja si llevármela porque no iba a poder disfrutarla, era demasiado ajustada para la barriga que tendría en el invierno pasado (ilusa).

Conexión: No desconecto cuando quedo con mi familia. Mi futuro sobrino es una nube que nos envuelve a todos, hablemos o no de él. Y mi madre, que es muy sabia la mujer, siempre me mira con pena (quizás porque mi cara es el espejo del alma).

Conexión: No desconecto en los eventos importantes, en los que la gente celebra cosas. Soy muy egoísta en estos momentos, pero ahora cualquier celebración me hace pensar que yo lo único que quiero celebrar es mi maternidad. Se que está mal pensado. Puedo celebrar cada día que estoy viva, que tengo una familia que esta bien, que tengo amigos que me quieren, que estoy casada con la persona que amo, que vivo en la casa que deseaba, que tengo trabajo... En realidad tengo tanto que celebrar que me siento muy injusta cuando no lo hago.

Conexión: No me hace desconectar entrar en mi baño. Si las habitaciones de una casa guardaran recuerdos, ya os digo que mi baño guarda los más intensos de todo lo que he vivido en los dos años que llevo en mi casa. Mi baño ha conocido todos mis positivos, con sus correspondientes alegrías, y los momentos más catastróficos de mi existencia. Guarda lágrimas como mares, y guarda en el espejo la imagen de una "madre" que cada día se acariciaba la barriga, esperando que creciera. El agua de la ducha ha arrastrado muchos sentimientos que han corrido por mi piel hasta acabar en el desagüe con el resto de las gotas. El suelo de mi baño me ha visto muchas veces derumbada, y también ha visto como he puesto las manos en el suelo y me he vuelto a levantar. Creo que es una estancia con magia, porque guarda todo lo que no cabe en ningún otro sitio. Pero entrar en el baño es mirarme en el espejo, y entonces me doy cuenta de lo diferente que me veo y que me siento. No, definitivamente no me hace desconectar.

Conexión: No desconecto en el trabajo, porque la mayoría de los días paso demasiadas horas delante del ordenador. ¡Horror!

El día pinta de una manera u otra dependiendo de qué Lola se levante de la cama. Si se levanta Lola "la penas", me meto en el baño cada media hora, me miro al espejo y echo una lagrimita cada tanto. Me voy a hacer la compra de la semana y en vez de fruta voy en busca de preñadas, y las cuento (1, 2, 3...a la 5ª me voy, sin la fruta), decido llamar a mi hermano y preguntar por la barriguita de mi cuñada y cuando cuelgo vuelvo a llorar. Llego a casa y miro a Papá pirata con mi cara de "cosita penosa", él se levanta y me da ese abrazo que me hace dejar de intentar no llorar "demasiado". Vuelvo al baño y cuando me miro al espejo, me veo fea (claro, llevo el día llorando) y si, vuelvo a llorar.
Si se levanta Lola "la paso de todo", decido no ir a ese bautizo por compromiso, paso olimpicamente de hacer nada que no me apetezca de manera sobrehumana y me quedo con Papá Pirata en casa. Entro en el baño, porque no me queda otra y cuando salgo me miro al espejo y me saco la lengua. Me veo preciosa y me pinto más coloretes. No llamo a mi hermano, porque se que mi cuñada se encuentra en el limbo de los dioses y su felicidad va a seguir estando ahí mañana. Juego un ratito con mis perros, mientras pienso lo requetefelicices que son con tan poco. Miro mi almendro y me imagino lo bonita que quedará algún día la casita en el árbol, y no, no lloro, eso de llorar es para Lola "la penas".
Las dos deben de estar en armonía, una lucha por sobrevivir, la otra por no perder lo que soy y lo que tengo. Una me hace recuperar la cordura y la otra saca lo feo que no puede quedarse dentro. Combinándolas hace que esto siga adelante y que aun no piense en tirar la toalla.

Este fin de semana va a ser de conexión-desconexión, porque llueve, porque no me apetece ver a nadie, porque quiero abrazos de papá pirata, pero juro que encontraré ratitos para sonreirme en el espejo y hacer ricas comiditas mientras miro el almendro.


¡FELIZ FIN DE SEMANA!

martes, 22 de octubre de 2013

Cumple de papá Pirata

Ya sabemos todas lo que significa una fecha especial en el calendario. Es un día en el que se recuerda más que nunca el fracaso y la pérdida. Hoy juego a malabares con dos sentimientos, el de la felicidad, porque disfruto con mi compañero de vida un año más, y el de la pena...

No le demostraré hoy más que risas, no asomará hoy más que la Lola que fui, la que sus problemas se resolvían en la cama, la que se preocupaba por cosas tontas que al rato se olvidaban. Esa es la que él se merece que viva su día especial junto a él. Enterraré a la otra parte en los calabozos de mi barco, a la que se ha levantado esta mañana temprano y ha hecho aparición en el espejo del baño, recordándome nada más mirarse, que su papá Pirata es más Pirata que papá. La que se ha hecho un test sin fe y ha visto como solo se teñía de rosa una de las rayas.
Este año no habrá regalo de esperanza, pero quizás sea mejor así. Tampoco hay posibilidad de pérdida. Al menos eso es lo que piensa la Yo cobarde, que sumisa entra en los calabozos hoy.

A partir de ahora, cojo aire y me centro en lo importante. No voy a pensar en lo que me falta para que este día fuera perfecto, voy a sonreír por la suerte, si, suerte, de estar junto a la persona que quiero. El NEGATIVO no retumba en mis oídos, se lo ha llevado bajo el brazo la que ahora no está. Es una carga que no pesa, pero es una carga. Mañana le abriré las puertas, por que ella está conmigo en esto y la respeto... La respeto tanto como a la parte con luz, porque quizás tenga aun mas merito la que se va para no estorbar un dia como hoy, con su negativo bajo el brazo, que la que se queda sin peso en cubierta.


viernes, 18 de octubre de 2013

Catástrofes

"Yo guardo mis catástrofes con mimo,
con ellas aprendí más que en mis éxitos. 
El dolor deja cicatrices sanas
y nos da clases sobre lo prohibido. 
Lo que duele un desastre no se olvida,
la memoria lo guarda bajo llave. 
A veces, tantas veces, cada tanto,
las catástrofes son revelaciones,
uno se enfrenta a lo que no sabía
de sí mismo y es una sorpresa. 
Las cicatrices son como dibujos
que describen un poco nuestra vida,
son un secreto que no se revela
porque el dolor esconde su tristeza"

Mario Benedetti

Volcán Krakatoa


Asi me he descubirto yo,a mis treinta y pico, me sorprendo como una mujer diferente a lo que fuí. El dolor y la lucha me transforman, y el cambio no me desagrada. Soy más fuerte de lo que imaginé y me orgullece pensar que debajo de mi piel hay un sueño tan inmenso que prevalece sobre todo lo demás.


Buen fin de semana.



miércoles, 16 de octubre de 2013

GRACIAS

Esta entrada la dedico a dar las gracias. Tengo mucho por lo que quejarme, pero tengo muchisimo que agradecer.

Hoy os doy las gracias a vosotr@s que me leéis, y hacéis que ya no me sienta tan sola. Cuando empecé este blog era una Capitana de un barco inmenso en alta mar, que no encontraba nada en el horizonte. Llevaba demasiado tiempo navegando y empezaba a perder el rumbo. Iban pasando los días y sólo estaba yo y el timón que giraba a su merced. Sabía que pasaba el tiempo por el clima,  pasé por todas las estaciones, pero me daba la impresión que el oleaje no me dejaba avanzar. Siempre estaba en el mismo punto, como si tuviera el ancla echada.

De repente, encontré un barco a lo lejos, llamado Mi vida desde Hoy y después se unieron más. Ahora, navego rodeada de barcos con rumbos muy parecidos. Unos ya han encontrado su tesoro, otros, tan perdidos como yo, buscan locamente la cruz marcada en el mapa.

Hoy, un barco cargado con dos tesoros, Piruleta y Patatona, me ha lanzado un premio (¿a mi?, ¿porqué?), y aunque yo no soy mucho de estas cosas de cadenas de preguntas y respuestas, al menos por la ilusión de ser el primero, seguiré las instrucciones para recibirlo. Gracias Rath, no te conocía y ha sido un honor que te pasaras por mi blog y me nominaras al premio.



La preguntas que me ha formulado son estas:

1- Cuando fue la ultima vez que escribiste una carta?
Un poquito antes de mi última perdida, le escribía una carta cada varios días a mi garbancito, para que se quedara conmigo y las leyera cuando fuera mayor.

2- Cual crees es tu mayor defecto?
Uff, ¿tengo que elegir uno? Creo que uno gordo es que espero cosas de la gente que quiero, ya sabéis, y termino pasándolo mal cuando no "me corresponden". Papa pirata diría que el más gordo es que estoy obsesionada con la limpieza, pero ese a mi me gusta, jajaja.

3- Que es lo más loco que has hecho por amor?
Casarme, xD.

4- Que es lo que más valoras de una persona?
Me cuensta encontrar gente empática, asi que ahora eso lo valoro mucho. Pero normalmente lo que más me gusta de una persona es que sea lo que dice ser, y actue coherentemente con lo que piensa.

5- Cual es tu finde perfecto?
El sábado salir a tomar unas cañitas con buenos amigos, y el domingo una peli en casa, si puede ser, con la chimenea encendida.

6- Algo imprescindible sin lo cual no podrías vivir?
Sin animales. Me siento más yo, cuando estoy con ellos. Me recuerdan valores que a veces no encuentro en humanos. Yo cuido de ellos y ellos cuidan de mi.

7- Qué tres cosas te llevarías a una isla?
A mi perra Luka, una caja de cervezas, y por supuesto mi mapa del tesoro ;).

8- Por qué te animaste a escribir un blog?
Por que me pareció terapéutico, y lo está siendo.

9- Cuál es tu receta estrella?
Depende de la época, creo que ahora, los burritos.

10- Tienes alguna manía incapaz de reprimir?
Tengo una manía de tocarme el pelo, por la zona de la coronilla, cuando estoy pensando. Pero tengo alguna más.

11- Un pecado confesable..seria?
La gula... Creo que lo que más me gusta en el mundo es comer. Suerte tengo de no engordar, porque sería una bola de nieve. 


Pues aquí está mi primer premio. Aunque bien me lo podrían haber dado a la Buscadora Desesperada, la Llorona Desconsolada, la Obsesiva de los Ciclos, la Fingidora Perfecta en público de eh! estoy bien!, o a la Loca del Termómetro. Muchas gracias.

martes, 15 de octubre de 2013

Motivo de los abortos de repetición



Si alguna abortadora recurrente da algún día con éste blog me gustaría que leyera esta entrada. Quizás pueda coger alguna idea o simplemente se dé cuenta que no sólo puede estar sucediendo lo que le dicen.
En el 50% de las abortadoras recurrentes nunca se llega a conocer la causa (Infertilidad de origen desconocido), y evidentemente no quiere decir que no exista una razón para las pérdidas.

Las causas de aborto más frecuentes se clasifican en:
  • Factores genéticos (esta causa se puede dar en un aborto, o en dos, por mala combinación de los gametos, dando un producto que no es viable, pero se descarta cuando los abortos son continuos, a no ser que uno de los dos progenitores tenga mala calidad de células gaméticas, en cuyo caso casi siempre aportará fallos al embrión, y para solucionar esto, ya se sabe: ovodonación o donación de esperma)
  • Anatómicas: malformaciones uterinas, incompetencia cervical, miomas uterinos, pólipos, adherencias.
  • Endocrinas: defectos luteínicos, trastornos tiroideos, diabetes mellitus.
  • Infecciosas: mycoplasma, clamidia, listeria.
  • Inmunológicas: enfermedades autoinmunes (lupus eritematoso sistémico, síndrome antifosfolípido).
  • Trombofilias: enfermedades que producen alteraciones en la coagulación sanguínea.
  • Enfermedades sistémicas y factores ambientales: radiaciones, drogas, tabaco…
  • Factores masculinos.
  • Inexplicadas (¿expediente x?).
El 50% de nosotras nos encontraremos en ese último grupo, y ¡¡¡tachán!!!!! No saben a qué atenerse para solucionar el problema. Suelen recetar progesterona (sin tener deficiencia de ésta), adiro y cómo último recurso Heparina (aunque no haya trastornos de coagulación). Cuando empecé con todo esto me sentía como una elegida del destino. Si la ciencia no sabe que pasa, ¿es que hay algo más que ciencia implicado?, pensaba yo. Realmente, la creación de una vida es un milagro, quizás ese milagro no es para mi, para mi cuerpo, para la unión de papa pirata y yo. Quizás rezo poco, quizás me quedan cosas por hacer, quizás mi destino sea seguir recogiendo animales de la calle y no descentrarme con niños...

En nuestro caso estaba "todo" bien, pero en mi sangre encontraron un tipo de anticuerpos llamados antinucleares (ANAs), que como su propio nombre indica atacan los núcleos de las propias células del cuerpo. Se suelen encontrar en personas que tienen enfermedades reumáticas o Lupus, pero yo no tengo ninguna de ellas, al menos por ahora. Bien, eso por lo visto es una pista. Según los ginecólogos, aunque no explica la causa de las pérdidas, si nos está diciendo que mi sistema inmune está activado contra mí misma.
Mientras tanto, por casualidades del destino, confluencia de planetas, o una posición estratégica de El de Arriba, yo soy fisióloga e hice mi tesis doctoral en inmunología, así que me he dedicado durante meses a buscar un poquito más sobre el tema.
Mi trabajo consiste en estudiar parámetros inflamatorios y anti-inflamatorios en personas con enfermedades autoinmunes y compararlas con personas sanas; y a todo eso le añadimos ejercicio a diferentes intensidades para comprobar si somos capaces de regular el lío que tienen montado en el cuerpo estas mujeres (digo mujeres porque somos mucho más propensas a tener enfermedades autoinmunitarias, ya que nuestros organismos, por decirlo de alguna manera, está más “activados” que el de los hombres). Y si, el ejercicio moderado regula el equilibrio que debe de existir entre lo inflamatorio y anti-inflamatorio.
Durante años de trabajo con estas mujeres (sobre todo fibromialgicas y con síndrome metabólico), me he incluido a mí misma en el estudio (entre otras muchas voluntarias) como un CONTROL SANO, para poder hacer la comparativa. Es difícil encontrar voluntarias que den sangre cada dos por tres, así que yo misma era sujeto obligado. Y otro ¡¡TACHAN!!, en la mayoría de los análisis me terminaba quitando del estudio porque me acercaba más a los valores de las mujeres enfermas que al de las sanas, y os juro que yo soy una perita en almíbar, ¡¡no me pongo mala en la vida!!
Mis parámetros inflamatorios estaban aumentados y los antiinflamatorios disminuidos. Nunca le he dado más importancia y se ha quedado en una broma de laboratorio: “Lola es rara”. Pero ahora…la vida me sorprende con esto. Y me pongo a revisarlo todo. Y llego como por arte de magia a un libro de Fisiología del Aparato Reproductor no traducido aun al español, que dice que los abortos recurrentes se asocian a bajos niveles de Il-10 (una de las citocina que medimos en mi laboratorio).
La Il-10 es una sustancia con propiedades anti-inflamatorias producida por Linfocitos y Macrófagos. Bien, pues yo tengo niveles muy bajos de esta citocina. Sigo buscando y encuentro que la Heparina aumenta los niveles de Il-10 en sangre (voilà), mi arma secreta.

Los ginecólogos me han recetado heparina sin saber por qué. Me dicen, con palabras textuales, que no saben por qué, pero que incluso en las abortadoras recurrentes con causa desconocida, la heparina funciona. Los ginecólogos hacen 5, 6 pruebas estándar para todos los casos y a partir de ahí están a ciegas. El cuerpo es mucho más complejo de lo que podemos imaginar, influyen 1000000, 100000000000 factores a la vez, todos entremezclados, que verdaderamente nos hacen únicos, un coctel mágico del que no tiene la receta nadie. En mi caso, mi coctel tiene poca Il-10, entre otras muchas cosas.

Quizás no sea causa única y tenga muchos más factores en el cuerpo del revés, pero al menos ahora no me planteo, o lo hago menos, que haya algo más que pura quimica jugando en mi contra y conspirando para que no sea madre. Voy a intentar combinando, la heparina (recetada por el ginecólogo), con dosis moderadas de ejercicio diario (recetadas por mi), subir un poquito mi IL-10. No sé si funcionará, pero durante meses me he encontrado en este túnel oscuro, sin saber hacia dónde me dirijo. Ahora hay una pequeña luz al fondo, desconozco si es mi salida, pero es mejor que andar hacia ningún sitio.