lunes, 30 de septiembre de 2013

Ilusiones renovadas


A veces me pregunto de dónde las saco, pero aquí están... de nuevo han venido a visitarme. Un nuevo ciclo empezó el viernes y éste, como todos, lo pintaré diferente a los anteriores.

Cuando empecé esta búsqueda lo cogí con tantas ganas que a los pocos meses comencé con las gráficas de las tempes, anotaba cada día sensaciones, lo que me tomaba, lo que no...Cada cosa fuera de lo normal iba directa a ese diario de "voy a ser mamá este mes". El último que lo hice fue el mes que me quedé de los gemelos. Me gustaba ese registro. Mi vida es ordenada y siempre me he sentido cómoda con horarios y plannings. Era una forma de sentir que todo estaba bajo control (jajajajajaja). En unos meses aprendí a conocer a la perfección mi cuerpo, tanto que ya no me hacen falta test de ovulación para conocer el día exacto que mi ovulín explota del folículo, ni estar pendiente de la clara de huevo, ni de posiciones de cérvix; pero en esto no me siento especial, sé que todas somos más autoginecólogas que el médico que nos mira.

A partir del legrado lo dejé, pensé en deshacerme del control un tiempo. Suelo repetirme la frase "si sigues haciendo lo que estás haciendo, seguirás consiguiendo lo que estás consiguiendo", así que había que cambiar de estrategia. Llevar todo anotado en una especie de diario, levantarme por la mañana y medir mi temperatura, tomarme puntualmente cada pastilla, no había servido de nada. Así que desde Abril hago como la mayoría de las buscadoras no obsesivas, hago el amor y espero :), pero así tampoco funcionó. En el último aborto nunca llegué a ver las dos rayas rosas. Cuando llegó mi primera falta y estaba toda llena de síntomas me limité a esperar... Las sensaciones eran claras, pero pensé que si nunca llegaba a ver mi positivo el destino no me castigaría quitándomelo. Era como si no me atreviera a respirar para que ese algo que conspira en mi contra no se acordara de que existo y esta vez me dejara estar. Esto no va conmigo, esto no va conmigo, me repetía. A los 15 días empecé a manchar. Llegó sin avisar, sin un dolor ni nada que me hiciera intuir que algo no marchaba bien. Simplemente comencé a manchar. Cuando lo vi me sonó de nuevo el alma rompiéndose como una hoja de papel. Minutos antes me había dormido la siesta y había soñado con una enorme barriga que salía de mí. Cuando desperté estaba sudando en el sofá abrazándome la tripa. ¡¡Qué feliz!! Me limpié en el baño, me incorporé y me miré en el espejo. Esta vez sólo una lágrima se me escapó de los ojos. Veloz corrió por mis mejillas y terminó en la boca. Llamé a papá pirata, y sólo le dije: Se acabó. Hubo un silencio y de fondo otra vez ese sonido de folios rotos. Fue rápido, no podía permitirme más derrumbes, ya soy un escombro. Como estoy cansada de esperas en urgencias y reconocimientos de ginecólogas insensibles que me tratan como una loca, porque lloro por lo que ellas ven como celulitas que no han llegado a crecer, simplemente dejé al cuerpo hacer. Estuve tres días manchando mucho y se fue. Una semana después seguía teniendo síntomas. Mis pechos continuaban hinchados y un malestar general me tenía secuestrada la mayor parte del día. Durante esa semana soñaba que aún seguía ahí, esas cosas pasan, me repetía, ¿por qué no me puede pasar a mí? Todas hemos escuchado historias de chicas que tienen la regla estando embarazadas y que hasta que no les crece la barriga no se enteran que lo están. Soñaba que mi garbancito estaba bien agarrado esta vez y que la marea roja no había podido con él. Pero siempre despierto del sueño.

Cuando fui al ginecólogo, después de que pasara todo me dijo que no volviera hacerlo. Que tengo que ser rápida y en cuanto tenga un SI empezaremos con la heparina. Él no lo entiende, pero yo tenía que intentarlo, tengo que intentarlo todo. Este es mi segundo ciclo después de ese “no positivo”, y me siento en la casilla de salida otra vez, después de haber caído en la cárcel 5 veces seguidas y haber retrocedido una y otra vez hasta la posición 1. Pero aquí estoy, lista y preparada. Volveré a mi orden obsesivo (me sienta bien engañarme que lo tengo todo controlado), a mis tablas, a mi “semana fantástica”… Tarde o temprano esto va a funcionar, me lo dice el corazón. No sé de qué depende, nadie lo sabe, pero sé que alguno se quedará con nosotros.

No le pido más a la vida, que algún día me despierte del sueño sólo cuando tenga en mis manos la pala y este cavando hondo en el sitio exacto de la isla del tesoro.





jueves, 26 de septiembre de 2013

Si no quieres escuchar que no estoy bien, no preguntes

Tengo una amiga que hace un tiempo fue infértil y ahora es mamá de una preciosa niña de ojos azules. Creo que es casi con la única que aun puedo exprésame con claridad y que entiende los sinsentidos de este camino. Ayer me dijo algo de lo que no estaba siendo muy consciente, pero una vez más me di cuenta que la experiencia es un grado. Va a haber mucha gente que te decepcione en esta etapa, soltó como frase lapidaria y no fui capaz de contestarla.
No sé si es decepción lo que siento con algunas personas que me rodean... no sé bien qué es, aún estoy en revolución y me encuentro recolocando a amigos en mis cajones y renombrando sentimientos.
Pongo un simple ejemplo. Hoy he hablado con una amiga por whatsapp durante 20 min. Me contaba que el chico que le gusta la ha dejado, viven en diferentes ciudades y él tiene miedo a sufrir por la distancia (qué típico). Hay que decir que se conocen hacen dos o tres meses. Pues bien, ahí estaba yo, leyéndola, entendiendo su desazón, empatizando con su desdichada soltería. Me contó cada detalle, cada palabra entre los dos e intenté ayudarla como creo que se debe ayudar cuando no se puede ayudar en nada, escuchando y haciéndola ver que la entendía. Al final de la conversación ella preguntó por mí, y de seguido dijo, no te pregunto en más ocasiones porque quizás no quieres hablar del tema (¿por qué todo el mundo considera que es un tema tabú y que lo tengo enterrado en mi ombligo?). Yo le comenté que estos meses estaban siendo duros, que me encontraba a la espera del próximo positivo para empezar con el último tratamiento que me ofrecían, mi tratamiento salvador, y si no era así el camino se presentaba borroso. Tardó un rato en contestar, y me dijo, bueno, seguro que lo conseguís, sobre todo no os obsesionéis, un besazo. Pufff, ahí estaba esa punzada en el pecho que aún no le he puesto nombre, pero si, quizás el más adecuado sea decepción. Que habría sentido ella si cuando me estaba contando lo de su chico le hubiera dicho: Bueno, encontrarás otro novio, no te obsesiones con la soltería, un besazo.  Quizás exactamente lo mismo que yo.

Aunque claro, todas hemos pasado por un desamor, sabemos que duele, aunque al cabo de los meses no nos acordemos de ese chico que nos partió el alma, y como sabemos que escuece somos tiernas como la mantequilla cuando hablamos de temas del corazón. Pero sólo el 1% de la población es infértil, y es algo que creo que el montón restante prefieren que lleves en secreto y en la más absoluta intimidad, como si lo que estuvieras enseñando fueran tus bragas. Es un tema incomodo, quizás porque te imaginan manteniendo sexo infructuoso con tu pareja, o sentada en la taza del Wc esperando tu próxima regla, o quizás la imagen que se les viene a la cabeza es una loca hormonada con un altar en casa, rogándole a los Santos (ahí no están tan desencaminados)… Tengo más cosas en la cabeza a parte de mi “no maternidad”, tengo más sueños e ilusiones, soy capaz de divertirme como la que más porque aun durante ratos largos soy capaz de desconectar, no es ni de lejos de lo único que voy a hablarte durante una reunión, porque mi vida tiene muchas notas, pero si es lo que más me preocupa (nunca en mi vida me había enfrentado a un desafío tan grande, y la mia es una historia de retos) y si me preguntas cómo estás, no esperes un bien, y si no quieres escuchar mi historia, no me preguntes, pero por favor no me cuentes la tuya. Los infértiles no tenemos todo el tiempo del mundo para escuchar los problemas de los demás y callar los nuestros. No tengo fuerzas para invertir tiempo en amistades que no les preocupa de verdad, que haya algo de mi persona que se apaga lentamente con cada aborto. 
Así que, por favor, poneros en fila e ir desembarcando, sin formar escándalo, quizás dentro de un tiempo podamos volver a hacer la fiesta de la espuma en mi maravilloso barco pirata, pero  ahora dejarnos solos y obsesionados, dejarnos disfrutar de nuestra nueva condición de minoría, dejarnos centrarnos el uno en el otro, porque sólo nosotros sabemos dónde soplar para que no escueza.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La tia hormiga y el sobrino Pablo


Acabo de ver la preciosa ecografía de mi sobrino. El ginecólogo cree que es un niño y se llamará Pablo. Estoy feliz y triste a la vez, ¿cómo puede ser? Me alegro tanto por mi hermano, me alegro tanto por mi madre (su primer nieto) y me alegro mucho por mi (sé que seré una tía estupenda), pero no sé qué me pasa. Me siento mal conmigo misma por sentirme así, no debería de consentir que sensaciones tan bonitas se empañen de esta manera. 
Es mi hermano pequeño, mi hermanito pequeño va a ser papá, y sé que para él esta situación tampoco está siendo fácil. Hoy por ejemplo no me ha llamado, él siempre me llama, pero solo me ha escrito un whatsapp. "este es tu sobrino, todo está bien"... y yo no podía parar de llorar. Me evita, evita mi tristeza contenida porque ensombrece su alegría pletórica, y lo entiendo. Y como lo entiendo, intento no existir cuando sé que les toca a ellos gritar lo felices que están, lo evito para que no tenga la tesitura de contenerse para no hacerme daño.
No quiero que lleguen las navidades, porque no quiero una sola comida familiar. Este es el momento de su alegría, no de mi pena. Quiero que la disfruten, la canten a voz en grito y no quiero que me vean en un rincón con la mirada baja y con la eterna pregunta de ¿por qué yo no?. 

No puedo fingir. Ahora mismo es un verdadero esfuerzo sólo estar, como para encima tener que pintar mi cara de colores que no existen. Y me siento mala por no poder y no querer hacerlo. Por qué no soy capaz de apartar lo que siento y simplemente disfrutar de la alegría de la persona que más quiero. Nunca me había pasado esto, así que está sirviendo para conocer una parte de mí, cuando creía que lo sabía todo. Y esta parte no me gusta, me sorprendo, y me sirve para sentirme un poquito menos orgullosa de mi. La buscadora de tesoros se hace chiquitita, tanto que hoy el barco se le queda grande, no alcanzo el timón, no soporto el peso del catalejo. Soy una hormiga en un gigantesco portaviones y no alcanzo a ver por la barandilla el mar. Y me siento cómoda siendo hormiga, que nadie me mire, no existo... que continúe hoy el viaje sin mí.

lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Viva la empatía!


Juro que no me quedaré impasible la próxima vez que alguien me diga: Relájate y llegará. Creo que la gente piensa en serio, que mis ganas por ser madre me provoca los abortos, que segrego una "hormona de las ganas" que deberían de comercializar en vez del Cytotec. Señor@ no produzco sustancias abortadoras, y si mi ansiedad (si, ANSIEDAD) porque alguna vez esas dos rayas rosas no desaparezcan al cabo de unas semanas pudiera ser controlada le aseguro que lo haría, pero cuando estoy embarazada ni siquiera me puedo tomar una mísera valeriana, porque en MI caso hasta el estornudar me da miedo.

Señor@ no puede estar diciéndome en serio que no piense en el tema y que ya veré como la próxima vez no lo pierdo. ¿¿Está usted cachondeándose de mí?? Para su información, cuando una está embarazada es difícil dejar de pensar que lo está, ya que muchas, muchísimas de mis actividades diarias son sustituidas por otras, y no le puedo engañarle a mi cerebro diciéndole que no se está tomando una cervecita con los amigos, sino un insípido vaso de agua, porque quiero facilitarle el trabajo a mis riñones, además que desde que me quedo embarazada tengo que hacer reposo y tomarme 5 pastillas diarias diferentes un par de veces al día, así que no pensar en el tema es misión imposible. ¿Usted no cree que después del 5º aborto es bastante lícito que una esté algo preocupada por el tema, y que no sea una locura que se me pase por la cabeza que el siguiente pueda perderlo también (ya que estadísticamente tengo más probabilidades de perderlo de que no)... y eso me produzca cierto desasosiego?

No se crea usted que el consejo que me dé me va a servir de algo, porque YO YA LO HE INTENTADO TODO. Sí, todo... Me he apuntado a Yoga, he practicado la visualización (maravillosa técnica, que de tanto utilizarla estoy empezando a tener un problema de diferenciación de realidades, ya que cuando paso por algún escaparate a veces me da la impresión de verme realmente la barriga), he probado a no moverme del sofá, a irme a dar paseos diarios por el campo escuchando pajaritos, a ir a la iglesia y encender todas las velas del Cristo de la Espina, me he leído la mayoría de los libros de autoayuda de cómo conseguir lo que deseas, he ido a un curandero y estoy buscando donde hacen acupuntura en mi ciudad... Me queda hacer el pino puente en la semana 6 y quizás también intente cambiarme al budismo y raparme la cabeza, pero no creo señora que sirva de mucho.

La conversación suele ser así...
-Ah!! ¿Tu hermano ya está esperando un hijo? ¿Y vosotros? ¡¡Si lleváis mucho más tiempo buscando!! ¿No vienen?
-Sí, vienen, pero con las mismas se van...

-No me digas, bueno relájate y ya verás como el próximo no se va, eso son cosas de cabeza... (Indirectamente me dice que mi cuñada está más cuerda que yo)


Y en mi mundo empático perfecto esa conversación sería algo así
:
-Ah!! ¿Tu hermano ya está esperando un hijo? ¿Y vosotros, no vienen? (me parece normal que alguien cercano pregunte,  y prefiero que me pregunten a mí y no a la vecina que sabrá dios que le cuenta)
-Sí, vienen, pero con las mismas se van...
-¡No me digas, vaya por dios! hija, cómo lo siento. Ojalá se solucione pronto. Mucho ánimo, que entiendo que son cosas muy difíciles.

No intente darme ánimos diciéndome que la mayoría de las parejas pasan por algún aborto, porque mi "algún" ha sucedido hace un año.
No intente hacerme entender que todo pasa por algo, porque me invita a reflexionar cosas como que quizás yo no tengo que ser madre.
No me cuente las historia de su vecina, que se fumaba 2 paquetes diarios y tuvo tres abortos porque evidentemente ese no es mi caso, y me hace pensar que si su vecina sin cuidarse "sólo" tuvo tres abortos, que requetemal me quiere la vida a mí, siendo mi mantra "mens sana in corpore sano".

No me da vergüenza hablar de mi problema (¿vergüenza?). No me importa llamar a las cosas por su nombre (¡¡¡infértil!!!). No quiero que la gente me evite el tema y haga como si nada pasara. No soporto que mis padres cada vez que sale en la tele un anuncio de bebés empiecen a hablar alto, como si fuera una niña de 5 años y lo que estuviera mirando fuera un escena de sexo. Esto va conmigo, es mi camino, lo hemos asumido y no quiero fingir que todo está bien. Y no quiero que la gente finja a mi lado que todo está bien. Sólo pido un poco de empatía. Señora póngase un instante en mi lugar, sienta durante un segundo el dolor de una perdida y multiplíquela por 5. Interiorice la incertidumbre que tengo de no poder tener nunca hijos biológicos, y ahora, sólo ahora, abra la boca…seguro que lo que sale de ella ya no me hace daño.

He decidido que con todas las piedras del camino voy a construirme un Castillo, en donde vivirá garbancit@ con mamá y papá pirata.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

La vida no es justa...

¡Qué descubrimiento! Es algo que ya sabía, pero ahora duele.

Tengo una persona muy cercana a mí y a mi familia, que va a ser mamá. Ha estado unos tres meses buscando bebé y ya viene de camino. 

Hace algo más de un año cuando ninguna de las dos habíamos emprendido este viaje, charlamos un día en público sobre la maternidad y de lo que estaríamos dispuestas a renunciar por nuestros hijos. A TODO, dije inmediatamente mientras ella me miraba escandalizada, y hablaba que para ella lo primero esa su crecimiento personal (como si la que fuera madre menguara a diario), jugando con palabras y pintando excusas banales para hacer entender a los que la escuchábamos que ella no renunciaría a su trabajo, ni a la vida que ahora llevaba por tener hijos, que había luchado mucho por estar donde estaba y que lo que llegara, cuando llegara, se tendría que adaptar a los que ya existía. Me pareció egoísta, pero aceptable. Es de este tipo de personas que no encaja con mi manera de ver la vida en absoluto. Siempre he sabido que buscaría ser madre porque es lo que toca cuando tienes 32 años. Hay gente que va quemando etapas con forme tocan, pero sin más sentido que andar hacia adelante

Yo en cambio desde que tengo uso de razón sueño con ser mamá. Eso del "instinto maternal" viene conmigo de serie. Cuando estudiábamos la carrera era la única del grupo de amigas que hablaba de tener hijos con ilusión, cuando las demás lo que ansiaban era encontrar un gran trabajo, o irse a vivir a este o el otro lugar del mundo. Yo acondicioné mi vida poco a poco para tener una estabilidad que sabía que necesitaría para formar una familia, aun renunciando a mejores sueldos que en algún momento me ofrecieron. Mi formación y mi trabajo, que aunque me gustan, son una simple herramienta para poder ofrecerle a mis futuros (¿futuros?) hijos lo que un día tuve yo. Y el crecimiento personal sé que lo encontraré cambiando pañales y viendo reír a diario a mis hijos, en vez de en reuniones hasta las 8 de la tarde y congresos en el extranjero.

Ahora esa chica a va a ser madre, y está feliz, como quien se compra una buena casa o ascienden en su trabajo. Y no es justo. Evidentemente jamás entenderá el sufrimiento que me produce verla presumir de barriguita o de lo bien que lleva su embarazo.

¡La vida no es justa, no lo es! y bien sabe Dios que no le deseo, ni desearé mal a nadie, y aunque todo el mundo dice frases como tarde o temprano todo el mundo tiene lo que se merece, a mí me han parecido siempre carentes de significado. Ella se merece mejor trabajo que el mío, puede ser... pero esta penitencia que me ha dado la vida no me tocaba a mí. Y la vida no le da a cada uno lo que merece, porque nadie merece pasar hambre, mientras que otros están podridos de dinero, y  nadie se merece que mueran sus hijos, mientras que otros los tiran al WC…

En fin... que la vida de capitana de barcos que buscan tesoros es injusta... pero estoy creciendo, con un trabajo "mediocre" para mi formación, y con el dinero justo para permitirme esa cerveza con amigos que me hace ser gigante. Me estoy poniendo a prueba, y estoy descubriendo cuantas lágrimas guardan mis ojos, cuanta paciencia alberga mi alma y que fuerte era el sueño de esa niña de 18 años que quería ser mamá… Y LO SERÁ.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Un poco de luz

Cuando hablo con ginecólogos sobre este problema me doy cuenta que saben igual de poco o de mucho que yo. Por mi formación investigadora en inmunología los entiendo a la perfección cuando se ponen a hablar con palabras técnicas intentando dar una rimbombancia a la conversación, disfrazando la "nada" de algo. Realmente siempre salgo de las consultas con la misma sensación, con la misma que entré.
Ayer el ginecólogo  intentó darnos un rayito de esperanza. Trataremos el siguiente embarazo con heparina, unido al adiro, folaxin, progesterona y acido folico que ya tomaba. Soy la yonki de los abortos, y si sirviera para algo a dios pongo por testigo que tomaría lejía encapsulada.

Cree que puede ser algo de origen autoinmunitario, y no se porque yo también lo creo. Sería una coincidencia (¿coincidencia?) del destino que mi tesis doctoral y a lo que llevo dedicando 8 años de mi vida, fuera en la materia que ahora mismo causa mi mayor problema, pero creo que Dios, la vida, la naturaleza, no habla con nuestro mismo idioma y nos pone soluciones enmascaradas delante de los ojos a lo que consideramos imposible.

Abre los ojos, me repito. Deja de pedir y escucha. Me he cansado de rogar, de rodillas, en la cama, llorando, en una iglesia, esperanzada, en el potro de una fría sala de consulta, con fe y sin pizca de ella, que se produzca el milagro. Ya no pediré, me limitaré a abrir los ojos y escuchar en silencio. Quizás así llegue la solución, aunque sea de la forma que menos espero. 

Sé que mi siguiente positivo llegará pronto, tenemos una facilidad increíble para concebir, y siempre intento que cada uno de ellos sea diferente al anterior; no quiero que el garbancito que se quede conmigo piense que fue uno más de muchos, será único desde el primer instante. Así que esta vez no rezaré, escucharé. Esta vez no le hablaré, mamá estará mudita para convertirse en un elefante de grandes orejas capaz de darse cuenta de la presencia de un ratón. Esta vez permiteme que busque algo más que síntomas y sensaciones, necesito interpretar el mapa sin sentido que han puesto en mis manos para llegar a ti, tesorito.




miércoles, 11 de septiembre de 2013

Efecto mariposa


Hoy se ha ido mi mejor amiga a vivir a otra ciudad. Mi mejor amiga, más hermana, mi amarilla (para quien haya leído ese maravilloso libro, "El mundo amarillo"). Llevábamos muchos años quedando al menos una vez por semana para tomar esa cerveza que arreglaba el mundo. Hablabamos y hablabamos de "nada", y entre dos "nada" siempre terminaba saliendo eso que no teníamos pensado contarle a nadie. Eramos nadie, y nadie como nosotras para entender los recovecos del alma de la otra. Eso se acabo. Soy positiva y realista, sé que vendrá poco y siempre acompañada de su pareja. Así que me encuentro fabricando un sitio para guardar conversaciones inconfesables y cervezas con aceitunas. Sospecho que es un acontecimiento que cambiará mi vida.

Cuantas veces me repito frases tan idílicas como:  Cuando se cierra una puerta, se abre una ventana; la vida siempre tiende a compensar la balanza y después de la tormenta siempre sale el sol.

Soy positiva, tengo que serlo. Soy fuerte, no me queda otra. Lo conseguiré, no puedo plantearme lo contrario. Pero en el fondo de mi alma, tengo un miedo atroz a que las ventanas que se abran no den la luz que espero, a que mi balanza no se equilibre, y a que después de mi tormenta el sol quede oculto por nubes grises.

Voy a echarla terriblemente de menos, sé que ella a mi también. Pero lo que más espero es que tanto en su vida como en la mía se habrán nuevas ventanas llenas de suave luz brillante que nos hagan olvidar que a partir de hoy estamos un poquito más solas. Mucha suerte Mo. **






domingo, 8 de septiembre de 2013

El papá perfecto

Esta entrada va para ti, por ser el que más lo mereces. Porque eres tú el que va conmigo en este barco y el que te comes todas mis tormentas.

Hoy me has dicho algo que tendré presente siempre en este viaje.

Normalmente cuando me ves llorar apartas la mirada, como si mis lágrimas fueran ácido corrosivo para tus ojos. Poco a poco he ido entendiendo que cada uno manejamos esta situación de una manera. Tu empezaste esta búsqueda quizás con menos ilusión, o con menos obsesión, "si llegaba, llegaba"; yo desde el primer momento me moría por comprar patucos. Tu ahogas tus pesares jugando al ordenador, mientras yo me deshago en sollozos cada vez que voy al baño y compruebo una vez más  que la cosa ha acabado. Tu tienes fe ciega en que llegará nuestro milagro y yo cada vez soy menos creyente. Pero me equivoco al pensar que estoy sola en esto porque tu concilies el sueño antes que yo cada noche, y me equivoco mucho porque nunca en mi vida te he visto tan rebosante de alegría como cuando te observaba escuchando los corazones de nuestros gemelos (ese día supe que serás el mejor padre de la tierra). Nunca imaginé que te sentiría tan cerca de mi como aquella noche que te acostaste conmigo en la cama del hospital después del legrado (creo que en esa cama, esa noche sólo había un cuerpo, el nuestro). Y aunque sean escasas, nunca he visto lágrimas tan pesadas como las que has derramado hoy cuando te he dicho lo que me gustaría estar paseando por la playa contigo y con la pancita gorda que ya tendría ahora. Sé que esto es tan difícil para ti como para mi y que no te gusta que haya perdido parte de la alegría que me caracterizaba (prometo que volverá), pero quiero que sepas que es por ti por quien cuando arranco a llorar, paro. Es por ti por quien saco fuerzas para ir a por la sexta. Eres tú el que sigue consiguiendo que caiga rendida cuando ni las pastillas para dormir lograrían que llegara el sueño. Eres tú el que me provoca la sonrisa sincera y haces que todo se olvide.

Hoy me has recordado que la primera vez que te vi, antes de que hubiéramos cruzado palabra, le dije a una amiga que TÚ serias el padre de mis hijos, 6 años después me estaba casando con el niño de rojo. TÚ serás el padre de mis hijos, porque aunque quizás ya no creo mucho en mi, sé que esa niña no se equivocó en su profecía.

Cuando has salido hoy por la puerta te has dado la vuelta un segundo y me has sonreído. Un rayo de sol ha iluminado esa preciosa cara y cuando la puerta se ha cerrado y he vuelto en mi, me he dado cuenta de lo afortunada que soy.

Esto nos hará gigantes, esto nos hará invencibles.


Te amo


http://www.boosterblog.es