jueves, 27 de febrero de 2014

Las revistas mienten


¡Nunca lo imaginé así! Me veía embarazada yendo a clases de pilates y de cafés con mis amigas, pero este peque no me da tregua. Las nauseas siguen siendo la tónica del día,  mi cuerpo parece que ya no fuera mio,  es como si mis energías se centraran sólo en lo único, dejando ATP para poco más. Tengo migrañas a menudo, las comidas no me sientan bien, no duermo del tirón como antes. Me sangra la nariz a diario (producto de la heparina, quizás) y mi sistema inmune está por los suelos, porque ya llevo dos infecciones de orina y un resfriado...pero me siento poderosa.

Mi piel no está preciosa, como prodigan las revistas de embarazo y si alguien me dice que me ve más guapa sé que miente. Claramente no es mi mejor momento físico y aun sólo tengo una pequeña barriga que ya empieza a llamar la atención, aunque la gente se pregunta seguro, si es que he cogido unos kilos. Pero me siento invencible.

A penas salgo de casa, yo, culo inquieto de nacimiento. Rehuso casi, cada invitación, aunque el plan sea apetecible, porque directamente mi cuerpo solo me pide sofá. Mi vida social se ha reducido a la mínima expresión.  En el trabajo no rindo, las tareas de casa son secundarias, mi vida sexual ha ido a menos y no voy a hablar de temas escatológicos... Pero me siento una Diosa del Olimpo, pocha y fea, pero tremendamente feliz.

Ahora soy la capitana de un barco que se acerca a su tesoro, lo veo desde lejos y alargo mis manos para tocarlo, aunque aun no lo rozo. Mis piernas tiemblan, mitad por la emoción, mitad porque el cansancio del viaje empieza a hacer mella, pero ahora no es tiempo de detenerse a descansar. El viento me ha curtido la piel, que parece que ya no es tan suave, y el salitre hace que mi pelo luzca sin brillo, pero mi corazón bombea paz...

Así es, las revistas no hablan de que una mujer embarazada muchas veces tiene que paralizar su vida, porque no puede con su cuerpo, y que menos divina de la muerte se siente de cualquier manera, que  ir de tiendas premamas importa poco, que los kilos se vuelven secundarios mientras que consigas mantener el alimento en el estómago, que evitas ir a la peluquería durante meses porque crees que durante la sesión de belleza tendrás que salir corriendo al baño y que lo más activa que consigues mantenerte es el día que puedes ir a dar un corto paseo. Pero menos aun hablan, de lo poquísimo que importa todo esto cuando llevas en tu vientre todo lo que has soñado.



 

lunes, 10 de febrero de 2014

Triple Screening


Pensé que nunca llegaría a este momento. Tantas veces he tenido en mis manos la cita de esta prueba, las mismas en las que he hecho añicos los papeles, llorando por la impotencia de nunca avanzar.

Pero esta vez, ahí estábamos sentados los dos,  una hora y 15 minutos en esa sala de espera, llena de las barrigonas que tanto temía antes. Todas contándose sus historias, comparando tripas e informando de las compras que iban haciendo para que "no las pillara el toro"... y en frente, como si nuestras sillas fueran de otro material y nos separara una mampara de cristal, papá pirata y yo. 
Yo también estaba feliz, pero no lo demostraba como ellas. Quizás porque mi felicidad es mucho más honda, de las que sólo te das cuenta si miras a los ojos y guardas silencio.

Se me pasaron tantas cosas por la cabeza durante esa hora, miedos, esperanzas, recuerdos no tan lejanos de una mujer hecha añicos...y de repente mi nombre, mi turno.

El ginecólogo me pidió la cartilla de embarazo y en cuanto vio mi historial se compadeció de mis nervios... Como siempre, resumimos nuestra historia, ya aprendida como una oración de la cantidad de veces repetida y mientras sentía el frío del gel conductor en mi barriga mi voz se iba ahogando y empezaban los rezos. Rápidamente me dijo que estaba bien y el aire entró en los pulmones. Lo vimos de nuevo, precios@... y las demás palabras retumbaban, ya no importaba nada más. Ni siquiera se nos ocurrió preguntar por el sexo.

Y en un papel mucha información:
Riesgo  T21: 1/100.000   Riesgo T18: 1/100.000

Pero lo más importante no lo imprimió la máquina. ¡Llegamos! ¡Estaba vivo! ¡La heparina funciona! ¡Mi hijo crece!...

Salimos en silencio y al montarnos en el coche nos miramos...y ahí, en ese justo instante, me puse a llorar como nunca lo había hecho antes. Lloré por la Lola Pirata que sigue agarrada, hincando las uñas en la madera del timón, lloré por el hombre que tenía al lado que tantas veces me ha recogido del suelo y que tanta esperanza me ha trasmitido esta vez. Lloré por el hijo que llevo en mi vientre, porque lo siento como la suma de muchos amores perdidos, y recuperados. Y lloré porque a veces la felicidad es tan grande, que no puede expresarse de otra forma.



Aqui os presento a Piratita

lunes, 3 de febrero de 2014

Superado el primer trimestre...

Hola cariño. Hoy es el primer día que me atrevo a escribirte, a ti, sólo a ti. Mama ha estado durante dos meses con tanto miedo a ilusionarse y volver a sufrir que me ha costado volver a respirar. Pero empiezo a levantar la cabeza e hinchar el pecho. Te siento en todo mí ser. Te has encargado estos meses de hacerte notar. Realmente nunca me he sentido físicamente tanto tiempo mal en mi vida. Muchos días ni siquiera he sido capaz de moverme del sofá, con lo que yo soy, por lo que mi vida ha estado en standby. Pero parece que llevo un par de días que mi cuerpo responde, mi cabeza se siente despejada y lo mejor, mi corazón ya no puede retener más la alegría contenida. Me he permitido empezar a ilusionarme. Me he permitido pararme delante de escaparates, que hace algunos meses me hacían tanto daño... me he permitido mirarme en el espejo y reconocerme dichosa. 

Mi barriga empieza a notarse y tu Papá pirata no deja de acariciarla. No sé si sentirás esas muestras de cariño, pero en sus manos hay kilos de puro amor.
Hace una semana te vimos mejor que nunca, moverte como un minibebé hermoso y lleno de vida, y nos dijeron que creían que eras niño. Estamos tan contentos de que estés bien, que a los dos nos importa poco lo que seas, aunque te tengo que confesar que papá siempre había querido un niño.

Me siento tan afortunada que el resto de cosas que pasa a mí al rededor parece que no me tocan. Hace unas semanas me enteré que el trabajo que tengo desde hace 8 años se acaba, quizás para siempre. En otra época de mi vida esto me habría puesto del revés, ya que he estado 15 años formándome sólo para hacer lo que hago, por lo que sé hacer pocas cosas más. Pero tú no te preocupes, tus papás se las apañarán, y a ti no te faltará nada.

Sólo queremos que sigas creciendo, que sigas dentro de mí, dando la lata que quieras. Mamá está tan contenta de que estés conmigo, que en ninguna carta podría expresar mi felicidad, aunque sé que de alguna manera puedes sentirla, cómo yo te siento a ti.

Te amamos, piratita